María García de Viedma y María Jesús Maraver
Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), Universidad de Granada, España

(unsplash) Clement Falize.
Los falsos recuerdos son un fenómeno común, dada la naturaleza reconstructiva de la memoria humana. Este tipo de fallos de la memoria son especialmente frecuentes en la vida diaria de las personas mayores y afectan significativamente a su autonomía y bienestar. Investigaciones previas han observado que los falsos recuerdos pueden corregirse en las personas más jóvenes a través de distintas estrategias, pero ¿es posible corregirlos durante el envejecimiento?
“Ayer me llamaron de la residencia de mayores para decirme que el abuelo había perdido el equilibrio en la ducha. Más tarde, sin embargo, tenía el recuerdo de que el abuelo había sufrido una caída, aunque esto realmente no sucedió”. Este ejemplo muestra cómo, frecuentemente, hacemos suposiciones y extraemos conclusiones sobre lo que ocurre a nuestro alrededor al combinar la información procedente del entorno con el conocimiento y experiencias almacenadas en nuestra memoria. Este proceso de generar inferencias es consecuencia de la naturaleza reconstructiva de nuestra memoria (Schacter, 2012) y puede dar lugar a fallos o distorsiones en el recuerdo. Estos errores de memoria o falsos recuerdos son comunes y, en muchas ocasiones, útiles: nos ayudan a anticipar lo que sucede a nuestro alrededor, rellenando los vacíos de la memoria con lo que nuestra experiencia nos dice que probablemente sucedió. Sin embargo, con el envejecimiento se vuelven más frecuentes y vívidos, haciendo de la memoria un sistema menos fiable y dificultando, por ejemplo, recordar si realmente hemos tomado la medicación o apagado el fuego antes de salir de casa, o si solo creemos haberlo hecho.
Las oraciones que contienen inferencias pragmáticas son una de las herramientas que podemos usar para investigar los falsos recuerdos en el laboratorio, utilizando enunciados que describen acciones cotidianas (Brewer, 1977). Por ejemplo, al estudiar la frase “el bebé estuvo despierto toda la noche” es probable que, posteriormente, recordemos erróneamente que el bebé estuvo “llorando toda la noche”. Esto puede ocurrir porque inferimos a partir de lo que ya sabemos o hemos vivido antes, es decir, de nuestros esquemas mentales previos (p. ej., que los bebés despiertos por la noche suelen llorar; Conway, 2000). Hay distintas teorías que intentan explicar por qué ocurren estos errores. Una de ellas, la Teoría de Activación y Monitorización (AMT, por sus siglas en inglés; Roediger et al., 2001) propone que los falsos recuerdos se generan por dos procesos distintos: primero, por la activación de ideas relacionadas que se desencadena tras estudiar la frase (“bebé”, “noche” y “despierto” activan el concepto “llorar”) y, en segundo lugar, por un fallo en la monitorización, es decir, en la capacidad para distinguir si el falso recuerdo procede de lo que realmente se estudió (“el bebé estuvo despierto”) o de los conceptos activados semánticamente (“el bebé lloró”).
Los falsos recuerdos suceden con frecuencia y las personas mayores son especialmente vulnerables a ellos debido al deterioro en las funciones ejecutivas asociado a la edad (Devitt y Schacter, 2016), pero la evidencia actual demuestra que existen estrategias para reducir estos errores. En población joven se ha demostrado que los falsos recuerdos pueden corregirse si se acompañan de retroalimentación correctiva (o “feedback”), es decir, de información que nos permita detectar nuestros errores. Mullet y Marsh (2016) realizaron un estudio utilizando oraciones con inferencias pragmáticas y observaron que, para corregir los falsos recuerdos, no es suficiente con indicar al participante que ha cometido un error (decirle si está bien o mal lo que ha recordado), sino que es fundamental proporcionar la respuesta correcta para que podamos ser conscientes de en qué consiste exactamente nuestro fallo. Además, encontraron que el uso de una estrategia metacognitiva (p. ej., responder a la pregunta: ¿tu respuesta anterior fue correcta?), que favorece la auto-revisión de la respuesta dada durante la prueba, aumentaba aún más la corrección de los falsos recuerdos.
En un estudio reciente, Montoro-Membila y col. (2025) extendieron la investigación de Mullet y Marsh (2016) a la población mayor. Se preguntaron si esta estrategia metacognitiva beneficiaría también la corrección de los falsos recuerdos en los adultos mayores, así como si la práctica repetida del recuerdo podría potenciar el efecto de la retroalimentación. En su trabajo contaron con un grupo de participantes jóvenes (18-35 años) y otro de mayores sanos (60-82 años, sin diagnóstico de demencia). En un primer experimento, se les pedía estudiar una lista de oraciones con inferencias pragmáticas y, posteriormente, recordarlas, antes y después de que se les presentara retroalimentación correctiva. Dentro de cada grupo de edad, un conjunto de participantes recibió correcciones simples (veían solo la frase correcta, la misma que habían estudiado), mientras que otro grupo recibió una retroalimentación combinada (veían la frase correcta y además, una pregunta metacognitiva, concretamente: “¿fue correcta su respuesta anterior?”). Ambos grupos de edad corrigieron los falsos recuerdos tras la retroalimentación correctiva, pero no se observó un beneficio adicional de la retroalimentación combinada. En el segundo experimento, observaron que cuando se introducía un nuevo ciclo de práctica en el recuerdo (es decir, un nuevo intento de estudiar y recordar información nueva) eran especialmente las personas mayores quienes más conseguían reducir sus falsos recuerdos. Además, estos beneficios derivados de la práctica repetida en el ejercicio de recordar se extendieron al aprendizaje de material nuevo, lo que sugiere que las estrategias de corrección aprendidas pudieron transferirse a otros aprendizajes, tanto en personas jóvenes como en mayores.
Este estudio demuestra que la práctica repetida del recuerdo beneficia la memoria. Recordar explícitamente la información que estudiamos, elaborarla y darnos cuenta de los errores que cometemos nos permite tener un mejor recuerdo y menos errores de memoria. Nuestro estudio sugiere que, para las personas mayores, puede ser especialmente útil incorporar en su vida cotidiana pequeños ejercicios de recuerdo, como rememorar listas de tareas o el menú del día. Estos ejercicios serán más efectivos si incluyen retroalimentación (comparando la información recordada con la original, p. ej., el menú planeado para la semana) y una reflexión sobre cómo se recordó (estrategias metacognitivas como: ¿qué parte fue más difícil? o ¿qué imagen o palabra me ha ayudado a recordarlo?). Practicar a diario este tipo de ejercicios, que implican un esfuerzo activo por recordar y organizar la información, no solo refuerza las estrategias de recuerdo, sino que también contribuye a mantener activa la memoria, favoreciendo la autonomía y bienestar de las personas mayores. Teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento de la población, es esencial seguir profundizando en el estudio de los mecanismos que están a la base de la detección de errores de memoria y su corrección.
Referencias
Brewer W. F. (1977). Memory for the pragmatic implications of sentences. Memory & Cognition, 5, 673–678.
Conway, M. A., y Pleydell-Pearce, C. W. (2000). The construction of autobiographical memories in the self-memory system. Psychological Review, 107, 261–288.
Devitt, A. L., y Schacter, D. L. (2016). False memories with age: Neural and cognitive underpinnings. Neuropsychologia, 91, 346–359.
Montoro-Membila, N., Maraver, M. J., Marful, A., y Bajo, T. (2025). How do older adults correct memory errors? The effects of practice and metacognitive strategies. Neuropsychology, Development, And Cognition. B: Aging, Neuropsychology And Cognition, 32, 659-689.
Mullet, H. G., y Marsh, E. J. (2016). Correcting false memories: Errors must be noticed and replaced. Memory & Cognition, 44, 403–412.
Roediger III, H. L., Balota, D. A., y Watson, J. M. (2001). Spreading activation and arousal of false memories. The Nature of Remembering: Essays in Honor of Robert G. Crowder, 95-115.
Schacter D. L. (2012). Constructive memory: Past and future. Dialogues in Clinical Neuroscience, 14, 7–18.
Manuscrito recibido el 31 de marzo de 2025.
Aceptado el 9 de septiembre de 2025.
Ésta es la versión en español de
García de Viedma, M., y Maraver, M. J. (2025). False memories in old age: Is correction possible? Ciencia Cognitiva, 19:3, 106-108.

