Elisabet Gimeno y María Isabel Núñez-Peña
Dept. de Metodología de las Ciencias del Comportamiento, Universidad de Barcelona, España
Numerosas investigaciones han revelado que para resolver operaciones aritméticas podemos utilizar dos estrategias: la recuperación directa del resultado en memoria o el uso de procedimientos. La selección de la estrategia está relacionada con la magnitud de los operandos y el nivel de habilidad aritmética. En un estudio reciente hemos examinado la actividad eléctrica cerebral de individuos con habilidad alta y baja mientras verificaban sumas de diferente tamaño. Las diferencias encontradas en el patrón de actividad cerebral según la magnitud del problema y la habilidad aritmética revelan la utilidad de esta medida como indicador válido del uso diferencial de estrategias de cálculo.

Diversos estudios señalan que el procedimiento más usado para la resolución de multiplicaciones simples (p.ej., 3×8) es la recuperación de la solución de nuestra memoria. En nuestro laboratorio se ha estudiado hasta qué punto este proceso es automático y lo encontrado es sorprendente: incluso sin ver conscientemente una multiplicación, personas corrientes son capaces de activar su solución.
¿Puede el lenguaje influir en el razonamiento matemático? Estudios realizados con tribus del Amazonas que cuentan con sólo unas pocas palabras para los números parecen indicar que éste es el caso.