¡Prepárate para tu tostada! Procesamiento temporal implícito y explícito a lo largo del ciclo de la vida

Mariagrazia Capizzi (1), Giovanna Mioni (2) y Antonino Visalli (2)
(1) Dept. Psicología Experimental y Centro de Investigación Mente Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), Universidad de Granada, España
(2) Dept. General Psychology, University of Padua, Italia

(cc) Mariagrazia Capizzi.

(cc) Mariagrazia Capizzi.

El procesamiento del tiempo en el rango de milisegundos a segundos es esencial para muchas actividades diarias, como bailar, practicar deportes y tocar música. Una pregunta clave en el campo es cómo las personas mayores procesan el tiempo dentro de este rango, ya que estudios previos han arrojado resultados no concluyentes. En un estudio reciente abordamos esta cuestión examinando una amplia muestra de participantes, de 20 a 85 años, que completaron dos tareas temporales en una sola sesión: una tarea basada en un procesamiento implícito (uso incidental del tiempo) y otra que requería un procesamiento explícito (uso deliberado del tiempo). Nuestros hallazgos corroboran investigaciones previas al mostrar diferencias relacionadas con la edad solo en la tarea temporal explícita, pero no en la implícita, ofreciendo información sobre cómo cambian las habilidades temporales a lo largo del ciclo de la vida.

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¿Recuerdas al «Tío Pepe» y su rutina de prepararse una tostada para el desayuno? (Capizzi et al., 2022). En nuestro artículo de divulgación previo acuñamos este apodo para referirnos imaginariamente a una persona mayor en una residencia a quien ayudábamos a preparar el desayuno. Este escenario sirvió como ejemplo para ilustrar la diferencia entre tareas temporales implícitas y explícitas. Las tareas temporales implícitas son aquellas en las que, aunque el tiempo en sí no es el enfoque principal, se puede usar el tiempo de manera incidental para llevar a cabo la tarea. En cambio, las tareas temporales explícitas son aquellas en las que el tiempo es el foco de la tarea; por ejemplo, se pide a la persona que juzgue la duración de un intervalo (Coull & Nobre, 2008). Así, un procesamiento temporal implícito ocurre cuando el tío Pepe anticipa cuándo su tostada saldrá de la tostadora a medida que pasa el tiempo, ayudándolo a estar más preparado para cogerla. Por otro lado, un procesamiento temporal explícito se daría si se le pidiera al tío Pepe que estimara cuánto tiempo ha pasado desde que presionó la palanca de la tostadora hasta que la tostada salió.

En el laboratorio, se pueden diseñar tareas similares a este escenario para estudiar procesamiento temporal implícito y explícito. Por ejemplo, en una tarea temporal implícita, se presenta un estímulo objetivo (como la tostada) después de una señal de aviso (como la palanca de la tostadora) con intervalos de tiempo de diferentes duraciones (tarea de preparación). Si el estímulo objetivo no aparece después de un intervalo corto, la probabilidad de su aparición aumenta con el paso del tiempo, lo que lleva a respuestas más rápidas para los estímulos que ocurren después de intervalos más largos. Dado que las personas no tienen que estimar el paso del tiempo, sino simplemente se les instruye para que respondan al estímulo objetivo, esta tarea se considera implícita. En la tarea temporal explícita, se puede pedir a las personas que memoricen una duración estándar corta y larga para luego clasificar duraciones intermedias como más cercanas a una u otra (tarea de bisección temporal).

En un estudio previo (Capizzi et al., 2022) encontramos que la edad y el deterioro cognitivo afectaban de manera diferente el desempeño en tareas temporales implícitas y explícitas como las que acabamos de describir, preservándose sólo las habilidades de procesamiento temporal implícito durante el envejecimiento. Es decir, el tío Pepe puede predecir implícitamente cuándo estaría lista su tostada, pero mostraría más variabilidad al estimar cuánto tiempo ha pasado para que la tostada esté lista. Para replicar y ampliar estos hallazgos realizamos otro estudio (Visalli et al., 2024) donde 307 personas sanas de entre 20 y 85 años completaron la misma tarea temporal implícita (tarea de preparación) y explícita (tarea de bisección) utilizadas en nuestro estudio anterior. Esta investigación presenta dos fortalezas principales en comparación con estudios previos: un rango de edad más amplio y un tamaño de muestra grande. Como era de esperar, los resultados mostraron que a mayor edad, mayor variabilidad en las estimaciones temporales en la tarea explícita (es decir, menor precisión). En contraste, el procesamiento temporal implícito no se vio afectado por la edad, evidenciado por tiempos de reacción más rápidos a los estímulos que aparecían después de intervalos largos.

Habiendo replicado la diferencia entre procesamiento temporal implícito y explícito en función de la edad, es natural preguntarse: ¿qué puede explicar las diferencias relacionadas con la edad entre estas dos tareas? La explicación más simple es que las tareas temporales explícitas demandan más recursos cognitivos que las implícitas. Pero probablemente haya más que añadir.

Los modelos neurobiológicos de percepción del tiempo sugieren que podría haber circuitos cerebrales distintos en el procesamiento temporal dependiendo de las demandas de la tarea (Turgeon et al., 2016). Por lo tanto, es posible que las redes neuronales necesarias para el procesamiento temporal explícito sean más susceptibles a los cambios relacionados con la edad que aquellas utilizadas para el procesamiento implícito. También sabemos que el envejecimiento afecta a los circuitos fronto-estriatales, que son clave para el procesamiento temporal (Wild-Wall et al., 2008). Algunos mecanismos compensatorios podrían mitigar los declives en estas redes, ayudando a las personas mayores a desempeñarse adecuadamente en tareas con demandas cognitivas mínimas (como las tareas implícitas), pero no en tareas más exigentes (como las explícitas). Finalmente, se ha propuesto que las personas mayores se basan en mecanismos predictivos preservados para compensar el deterioro (Turgeon & Wing, 2012). Esto les daría una ventaja en tareas que implican predicciones temporales, como las tareas implícitas.

Estas posibilidades no son mutuamente excluyentes. Juntas, hacen que las diferencias relacionadas con la edad en el procesamiento temporal implícito y explícito sean un área interesante para futuras investigaciones, ofreciendo información útil sobre cómo manejamos las demandas temporales a lo largo del proceso de envejecimiento.

Referencias

Capizzi, M., Visalli, A., Faralli, A., & Mioni, G. (2022). Explicit and implicit timing in older adults: Dissociable associations with age and cognitive decline. PLoS ONE, 17(3): e0264999.

Coull, J. T., & Nobre, A. C. (2008). Dissociating explicit timing from temporal expectation with fMRI. Current Opinion in Neurobiology, 18, 137-144.

Turgeon, M., Lustig, C., & Meck, W. H. (2016). Cognitive aging and time perception: Roles of Bayesian optimization and degeneracy. Frontiers in Aging Neuroscience, 8,102.

Turgeon, M., & Wing, A. M. (2012). Late onset of age-related difference in unpaced tapping with no age-related difference in phase-shift error detection and correction. Psychology and Aging, 27, 1152–1163.

Visalli, A., Capizzi, M., & Mioni, G. (2024). Explicit and implicit timing across the adult lifespan. Psychology and Aging. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/pag0000866

Wild-Wall, N., Willemssen, R., Falkenstein, M., & Beste, C. (2008). Time estimation in healthy ageing and neurodegenerative basal ganglia disorders. Neuroscience Letters, 442, 34–38.

Manuscrito recibido el 26 de octubre de 2024.
Aceptado el 29 de enero de 2025.

Ésta es la versión en español de
Capizzi, M., Mioni, G., y Visalli, A. (2025). Be ready for your toast! A lifespan perspective on implicit and explicit timing. Ciencia Cognitiva, 19:2, 41-43.

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