¿Qué es la envidia?

Ginés Navarro Carrillo, Ana María Beltrán Morillas, Inmaculada Valor Segura y Francisca Expósito
Dept. de Psicología Social, Universidad de Granada, España

(dp) Ménageot:

(dp) Ménageot: «Envy plucking the wings of fame».

La envidia constituye una emoción de carácter social y desagradable con numerosas consecuencias perniciosas a nivel individual, interpersonal e intergrupal. En una reciente investigación examinamos la relación existente entre la envidia y otros constructos psicológicos como la autoeficacia, la autoestima, la sensación de control y la propensión a la emisión de comportamientos agresivos. Los resultados revelaron que una menor autoeficacia, autoestima y sensación de control predecían mayores niveles de envidia, así como que dicha emoción mediaba la relación entre la sensación de control y la proclividad a la manifestación de comportamientos agresivos de tipo verbal.

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En la sociedad actual, en la que la posición social, lo material o las cualidades personales que se poseen parecen representar aspectos de enorme relevancia de cara a conformar la imagen que tenemos de nosotros mismos, ¿quién no ha envidiado en alguna ocasión a un amigo, familiar o conocido por el hecho de disfrutar del último videojuego o por haber obtenido una calificación superior en el examen final de una asignatura?

La envidia, considerada por el cristianismo como uno de los siete pecados capitales, ha constituido tradicionalmente una controvertida materia de análisis en la filosofía y el psicoanálisis, siendo, además, una temática presente en múltiples obras literarias (Smith y Kim, 2007). Asimismo, en los últimos tiempos ha crecido el interés por esta emoción por parte de la psicología social (Miceli y Castelfranchi, 2007).

El vocablo “envidia” deriva del latín, concretamente de la palabra “invidia”, que podría traducirse como “mala voluntad” o “malquerencia”, lo que ilustra el cariz hostil adscrito a dicha emoción. De hecho, en la bibliografía científica especializada numerosas aproximaciones conceptuales convienen en caracterizarla como una emoción singularmente desagradable. Más específicamente, podría definirse como una emoción compuesta por sentimientos de inferioridad, hostilidad y resentimiento resultantes de la toma de conciencia de que otra persona o grupo posee un atributo personalmente ambicionado (Parrot y Smith, 1993). Dichos sentimientos se derivarían, pues, de un proceso de comparación social con respecto a una determinada persona o grupo que ostenta una posición aventajada en un dominio o esfera relevante a nivel personal (Smith, 1991).

Dada su naturaleza marcadamente hostil, no es de extrañar que estudios previos la hayan relacionado invariablemente con conductas perniciosas, dirigidas fundamentalmente hacia la persona envidiada. Por ejemplo, se la ha relacionado con el Schadenfreude, esto es, el sentimiento de alegría originado como resultado del mal que sufre una persona (Smith y Kim, 2007), con la voluntad de socavar la reputación de otras personas (Duffy, Scott, Shaw, Tepper y Aquino, 2012), con distintas medidas de hostilidad (Kim y Glomb, 2014) o con una menor tendencia a la cooperación durante la participación en dilemas sociales (Parks, Rumble y Posey, 2002).

En síntesis, la envidia es una emoción social caracterizada por un componente fuertemente desagradable y hostil, difícilmente reconocida por las personas que la experimentan (Smith y Kim, 2007), lo que dificulta su evaluación, así como la de variables potencialmente predictoras y respuestas conductuales asociadas.

Con el propósito de elucidar la relación existente entre la envidia y algunas variables psicosociales como la autoeficacia, la sensación de control, la autoestima y la propensión a la emisión de comportamientos agresivos, que estudios anteriores han relacionado –directa o indirectamente- con la envidia, llevamos a cabo un estudio con 311 participantes (94 hombres y 217 mujeres) con una media de 25 años de edad (Navarro-Carrillo, Beltrán-Morillas, Valor-Segura y Expósito, en prensa, estudio 2). En dicho trabajo, posiblemente la primera aproximación psicosocial al estudio de la envidia en el contexto cultural español, se pidió a los participantes que cumplimentaran un cuestionario que incluía las medidas de interés: a) escala de autoeficacia (Sanjuán, Pérez-García y Bermúdez, 2000), compuesta por ítems que evalúan la creencia acerca de las destrezas personales que el individuo considera que tiene para manejar de manera eficaz situaciones estresantes de la vida cotidiana; b) escala de autoestima (Martín-Albo, Núñez, Navarro y Grijalvo, 2008), que mide la impresión que tienen los individuos acerca de sí mismos; c) escala de sensación de control (Lachman y Weaver, 1998), que evalúa la capacidad percibida por el individuo de determinar el curso de su vida; d) subescala de envidia maliciosa (Lange y Crusius, 2015), cuyos ítems evalúan el componente malicioso de la envidia, caracterizado por el deseo de acabar con el objeto de la misma; y e) cuestionario de agresión (Andreu, Peña, y Graña, 2002), para evaluar sentimientos y comportamientos agresivos. Todos los instrumentos de medida empleados tienen un formato de respuesta tipo Likert. Esto es, los participantes señalaron su grado de acuerdo o desacuerdo con una serie de afirmaciones correspondientes a cada medida.

Los resultados mostraron que una menor autoeficacia, autoestima y sensación de control predecían significativamente mayores niveles de envidia. Esto significa que los individuos que 1) perciben que cuentan con escasas competencias personales para hacer frente a una amplia variedad de situaciones estresantes, 2) tienen una percepción negativa de sí mismos, y 3) perciben un bajo control en su funcionamiento diario, manifiestan una mayor inclinación a experimentar envidia ante la ventaja ostentada por otra persona o grupo. Los resultados también muestran que la envidia se relaciona con una mayor tendencia a emitir conductas agresivas verbales (pero no físicas).

La bibliografía también sugiere que una menor autoeficacia, autoestima y sensación de control se relacionan con una mayor emisión de conductas agresivas, por lo que se planteó analizar si la envidia podría mediar la relación existente entre estas variables. En este sentido, cabría esperar que las personas con una mayor autoeficacia, autoestima y sensación de control manifiesten menos conductas agresivas porque tienden a experimentar menos envidia. Los resultados del análisis de mediación realizado revelaron que la envidia mediaba únicamente la relación entre la sensación de control y la predisposición a la emisión de comportamientos agresivos verbales (Figura 1).

Figura 1

Figura 1.- Efecto mediador de la envidia sobre la sensación de control en la agresión verbal. Los resultados mostraron que la envidia mediaba la relación entre la sensación de control y la agresividad verbal, dado que el efecto indirecto resultó estadísticamente significativo. Tras incluir la envidia, la correlación directa entre sensación de control y conductas agresivas verbales dejó de ser significativa (*p < .05; **p < .01; ***p < .001).

De esta manera, ante una menor sensación de control se tiende a experimentar, en mayor medida, la emoción de envidia, lo que lleva a manifestar, en consecuencia, una mayor agresividad verbal, consistentemente con lo sugerido por trabajos previos (Crusius y Mussweiler, 2012).

En suma, esta investigación aporta datos interesantes en el contexto español sobre una emoción con una poderosa influencia sobre nuestro comportamiento como lo es la envidia, evaluándose el papel predictor de determinadas variables psicosociales, así como respuestas hostiles asociadas.

Referencias

Andreu, J. M., Peña, E., y Graña, J. L. (2002). Adaptación psicométrica de la versión española del Cuestionario de Agresión. Psicothema, 14, 476-482.

Crusius, J., y Mussweiler, T. (2012). When people want what others have: The impulsive side of envious desire. Emotion, 12, 142-153.

Duffy, M.K., Scott, K.L., Shaw, J.D., Tepper, B.J., y Aquino, K. (2012). A social context model of envy and social undermining. Academy of Management Journal, 55, 643–666.

Kim, E., y Glomb, T. M. (2014). Victimization of high performers: The roles of envy and work group identification. Journal of Applied Psychology, 99, 619–634.

Lachman, M. E., y Weaver, S. L. (1998). The sense of control as a moderator of social class differences in health and well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 74, 763-773.

Lange, J., y Crusius, J. (2015). Dispositional envy revisited: Unraveling the motivational dynamics of benign and malicious envy. Personality and Social Psychology Bulletin, 41, 284-294.

Martín-Albo, J., Núñez, J. L., Navarro, J. G., y Grijalvo, F. (2007). The Rosenberg Self-Esteem Scale: Translation and validation in university Students. The Spanish Journal of Psychology, 10, 458-467.

Miceli, M., y Castelfranchi, C. (2007). The envious mind. Cognition and Emotion, 21, 449-479.

Navarro-Carrillo, G., Beltrán-Morillas, A. M., Valor-Segura, y I., Expósito, F. (en prensa). ¿Qué se esconde detrás de la envidia? Aproximación desde una perspectiva psicosocial. Revista de Psicología Social.

Parks, C.D., Rumble, A.C., y Posey, D.C. (2002). The effects of envy on reciprocation in a social dilemma. Personality and Social Psychology Bulletin, 28, 509–520.

Parrott, W. G., y Smith, R. H. (1993). Distinguishing the experiences of envy and jealousy. Journal of Personality and Social Psychology, 64, 906-920.

Sanjuán, P., Pérez-García, A. M., y Bermúdez, J. (2000). Escala de autoeficacia general: datos psicométricos de la adaptación para población española. Psicothema, 12, 509-513.

Smith, R. H., y Kim, S. H. (2007). Comprehending envy. Psychological Bulletin, 133, 46-64.

Manuscrito recibido el 6 de julio de 2016.
Aceptado el 11 de agosto de 2016.

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