Las cuatro tarjetas y el razonamiento humano

Miguel López Astorga
Universidad de Los Lagos, sede Concepción y Universidad San Sebastián, sede Concepción, Chile

(cc) bolorinoLa tarea de selección de las cuatro tarjetas de Peter Wason ha sido, por los resultados experimentales tan extraños que arroja, un ejercicio polémico desde su aparición. En los últimos tiempos han surgido teorías que defienden que lo que ocurre con esta tarea es que, simplemente, los sujetos no comprenden del modo esperado las instrucciones que se les ofrecen.

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¿Somos los seres humanos realmente racionales? ¿Utilizamos la lógica en la resolución de problemas? ¿Existen similitudes entre el comportamiento intelectual humano y el funcionamiento de los ordenadores? Las investigaciones iniciales de la ciencia cognitiva se dirigieron a intentar responder preguntas como éstas y, en ese contexto, irrumpió en el escenario intelectual el trabajo de Wason (1966), en el que presentó su famosa tarea de selección de las cuatro tarjetas. Wason pretendía demostrar la racionalidad de la mente humana, pero los sorprendentes resultados que obtuvo con su tarea no parecieron apoyar tal idea. Así, la tarea de selección se convirtió en uno de los fenómenos más controvertidos en el ámbito de la teoría del razonamiento.

La tarea consiste en mostrarle al sujeto experimental cuatro tarjetas con un número en una cara y una letra en la otra, pero de manera que sólo pueda ver una de las caras de cada tarjeta. Generalmente, en las caras visibles aparecen dos números y dos letras. Supongamos que se contempla «A» en la primera tarjeta, «C» en la segunda, «2» en la tercera y «3» en la cuarta (véase la Figura 1). Lo que el participante tiene que hacer es seleccionar la tarjeta o tarjetas que es necesario girar para comprobar si el siguiente enunciado condicional es verdadero o falso:

Si en una tarjeta hay una vocal en una cara, entonces hay un número par en la otra.

Figura 1

Figura 1.- Un ejemplo de la tarea de Wason.

La lógica más básica nos revela que la respuesta correcta es la que corresponde al par «A» y «3»: se requiere volver la tarjeta «A» porque el enunciado sería falso si tuviera «3» en su otra cara, y es preciso levantar la tarjeta «3» porque el enunciado también sería falso si presentara «A» en su cara oculta. La tarjeta «C» no necesita ser girada, ya que, independientemente de lo que se halle en su otra cara, el enunciado seguiría siendo verdadero. Tampoco se necesita elegir la tarjeta «2», pues, aunque confirmaría el enunciado si mostrara «A» en su lado inverso, si tuviera «C» no lo falsaría.

Pero los resultados indican que adultos con alto nivel intelectual (en muchos casos, con formación universitaria) habitualmente no resuelven bien la tarea. La mayoría de los individuos elige el par «A» y «2». La segunda opción más frecuente es elegir sólo la tarjeta «A».

El impacto de estos resultados fue enorme, y motivó una variedad de teorías y enfoques alternativos. Entre ellas, podemos citar la teoría de los esquemas pragmáticos de razonamiento, la teoría de los modelos mentales semánticos, la teoría de los contratos sociales… (véase Santamaría, 1995, para una revisión, y López Astorga, 2004, para un análisis cualitativo de corte más filosófico).

Varias de estas propuestas teóricas abogan por atender al proceso por medio del cual el individuo interpreta las instrucciones que se le muestran. Desde este punto de vista, la tarea de selección de las cuatro tarjetas no nos dice mucho acerca de las competencias intelectuales ni de las capacidades lógicas de los participantes, sino únicamente sobre el procesamiento que hacen de la oración condicional (p.ej., Stenning y Van Lambalgen, 2002; López Astorga, 2008).

Un trabajo que merece especial mención es el de Almor y Sloman (2000). En él, se distinguen dos fases de procesamiento distintas en la tarea de selección: representación del texto del problema (representación que es archivada en la memoria) y selección propiamente dicha (que es controlada por la representación de la memoria). Su procedimiento consistió en construir textos incoherentes en los que la regla (el enunciado condicional) no corresponde al contexto descrito. Además, se les pide a los participantes que recuerden la regla expuesta después de realizar el ejercicio.

Los textos que utilizan proceden de Gigerenzer y Hug (1992) y en uno de ellos crean la incoherencia de la siguiente manera: solicitan a los sujetos que supongan que son empleados de una compañía que quieren comprobar si el operario que trabaja en fin de semana recibe un día libre a cambio. La regla adecuada para tal versión de la tarea debería ser: (a)»Si trabajas en fin de semana, entonces recibes un día libre». No obstante, en una condición experimental, se mostró esta otra regla invertida: (b)»Si recibes un día libre, entonces tienes que haber trabajado el fin de semana».

De este modo, Almor y Sloman (2000) comprobaron, en dicha condición, que los participantes no recordaban la regla literal invertida que se les había indicado (b), sino la regla no contradictoria con el resto de las instrucciones (a). Igualmente, notaron que las tarjetas que se elegían solían ser las adecuadas para la regla recordada, no para la regla inicial. Así, estos autores concluyen que la fase de representación posibilita que las personas sustituyan la información explícita por otra que crean usando su conocimiento general. Los individuos pueden no atender a la regla tal y como está establecida en el problema.

Parece, por consiguiente, que los problemas de la tarea de selección no son problemas de razonamiento, sino de procesamiento del lenguaje y de interpretación de instrucciones. En cualquier caso, el ejercicio propuesto por Wason sigue siendo objeto de debate y de discusión. Y es que no podemos olvidar que lo que está en juego con esta tarea es nada menos que la lógica y la racionalidad humanas.

Referencias

Almor, A. y Sloman, S. A. (2000). Reasoning versus text processing in the Wason selection task -a non-deontic perspective on perspective effects. Memory & Cognition, 28, 1060-1069.

Gigerenzer, G. y Hug, K. (1992). Domain-specific reasoning: Social contracts, cheating and perspective change. Cognition, 43, 127-171.

López Astorga, M. (2004). Revisión del razonamiento condicional a partir de la tarea de selección. Proquest, Information and Learning España.

López Astorga, M. (2008). Tarea de selección: Una explicación desde la lógica formal. A Parte Rei. Revista de Filosofía, 59, septiembre. Madrid.

Santamaría, C. (1995). Introducción al Razonamiento Humano. Alianza Editorial, Madrid.

Stenning, K. y Van Lambalgen, M. (2002). The natural history of hypotheses about the selection task: Towards a philosophy of science for investigating human reasoning. En: K. Manktelow y M. Chung (Eds.). Psychology of Reasoning: Historical and Theoretical Perspectives. Psychology Press.

Wason, P. C. (1966). Reasoning. En: B. Foss (Ed.). New Horizons in Psychology. H. Middlesex: Penguin.

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