Carlos J. Gómez-Ariza
Departamento de Psicología, Universidad de Jaén, España
Tradicionalmente, los fenómenos de olvido se han considerado consecuencia de un sistema cognitivo que, a veces, muestra fallos en su funcionamiento. Aunque algunos tipos de olvido pueden explicarse bien bajo este supuesto, otros pueden interpretarse desde una óptica bien diferente. La investigación reciente en este campo sugiere que olvidar cierta información facilita el recuerdo de otra relacionada.

El estudio de la línea numérica mental ha dado paso a toda una serie de investigaciones centradas en la representación de secuencias ordenadas en el cerebro humano. Los resultados de estas investigaciones demuestran que otros tipos de secuencias ordenadas tales como los meses, las letras, o los días se encuentran representados en nuestro cerebro también de una manera espacial.
Las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones ofrecen la posibilidad de que las personas cooperen para generar y compartir conocimiento utilizando el lenguaje natural como herramienta de comunicación.
¿Cómo somos las personas capaces de pensar sobre cosas que jamás hemos podido ver o tocar? La ciencia está llena de conceptos e ideas abstractas como por ejemplo campo electromagnético. Pero también la vida cotidiana está plagada de conceptos sin un referente tangible, como justicia, amor o, como en el caso que nos ocupa en este artículo, la idea de tiempo. Exponemos aquí algunas de las estrategias que utiliza nuestro cerebro para poder entender, manipular, y sentir algo que, de forma racional, no deja de ser un constructo con la etiqueta «tiempo».