Natividad Hernández Muñoz (a) y Cristina Izura (b)
(a) Dept. de Lengua Española, Universidad de Salamanca, España
(b) School of Human Sciences, University of Swansea, Reino Unido
Hay palabras que vienen más rápido a la mente de los hablantes cuando se les pregunta por un determinado tema. Existen factores cognitivos que predicen esta rapidez y que nos ayudan a entender cómo funcionan los procesos de recuperación y selección del léxico.
Piense en un animal… Lo más habitual sería que el animal que le haya venido a la mente sea un perro o un gato, menos común sería que pensara en una cigüeña o una musaraña. Esto es debido a que existen ciertos patrones comunes entre los hablantes de una misma lengua a la hora de recuperar las palabras pertenecientes a una categoría semántica desde el lexicón mental, entendido, en este caso, en su sentido más amplio, como el almacén de todo el conocimiento que un usuario tiene sobre las palabras, desde la información semántica hasta la información ortográfica o fonológica.
Cuando enunciamos (o escribimos) todas las palabras que conocemos pertenecientes a una categoría semántica como «animales» hay algunas de ellas, llamadas palabras disponibles, que parecen ser más accesibles para los usuarios. Aunque la disponibilidad es un fenómeno individual y circunstancial (cada individuo produce los elementos más disponibles para él en un determinado momento), también es un fenómeno colectivo, ya que se observan tendencias comunes a la hora no sólo de seleccionar unos ítems u otros, sino también de establecer un orden para ser enunciados. Esto nos indica que existen patrones en la forma en la que recuperamos ciertos elementos desde la memoria semántica en relación con las categorías a las que pertenecen. Estos patrones nos pueden dar indicios sobre cómo está trazado el mapa conceptual dentro del espacio semántico. Así, aunque al comenzar a pensar en animales usted haya dicho en primer lugar «cigüeña», si continúa nombrando más ejemplos, tarde o temprano terminará diciendo «perro» o «gato», pero quizá nunca «musaraña».
Entre las teorías clásicas de organización categorial, la de los prototipos sugiere que existen elementos que poseen una función central dentro de la categoría, en torno a los cuales se sitúa el resto de los ejemplos (Rosch, 1978). En un primer momento podemos pensar que son estos prototipos las palabras preeminentes en la recuperación léxica. Sin embargo, la realidad no es tan sencilla. También existen otras características cognitivas que predicen dicha accesibilidad categorial y que son tan influyentes como la tipicidad. Además, ¿qué sucede con aquellas categorías que no tienen una estructura basada en prototipos como, por ejemplo, las categorías bien definidas (con estructura de lista cerrada, como «días de la semana»), las categorías radiales (compuestas de subcategorías con extensiones o ramificaciones dispersas, como «el campo») o las categorías ad hoc (creadas para fines específicos, como «regalos de cumpleaños»)?
Hernández, Izura y Ellis (2006) llevamos a cabo un estudio que tenía como objetivo principal explicar cuáles eran los factores cognitivos que determinaban la disponibilidad de una palabra, cualidad muy estudiada desde el punto de vista lingüístico, en especial desde la sociolingüística variacionista, pero no explicada suficientemente desde el punto de vista psicológico. Para ello, tomamos las medidas de disponibilidad de cinco categorías («ropa», «muebles», «partes del cuerpo», «animales» e «inteligencia») calculadas a partir de las respuestas a una encuesta de fluidez semántica de 680 estudiantes preuniversitarios. A continuación, para las 100 palabras más disponibles de cada categoría, recopilamos las medidas de seis factores que habían demostrado su influencia en tareas de procesamiento lingüístico con anterioridad: familiaridad con el concepto, tipicidad, imaginabilidad, edad de adquisición, frecuencia y longitud de palabra (Izura, Hernández Muñoz y Ellis, 2005).
Los análisis de regresión múltiple indicaron que sólo tres de estos factores predecían la disponibilidad: la tipicidad (tal y como sugería la teoría de los prototipos), la familiaridad con el concepto y la edad de adquisición. Por tanto, «perro» y «gato» son las palabras más disponibles para la mayor parte de los hablantes del castellano porque (1) funcionan como prototipos de animales, (2) de forma habitual entramos en contacto con el concepto al que representan y (3) las aprendimos a edad muy temprana. Estas tres características ayudaban a predecir los ejemplos incluso en entornos que no respondían a una organización en prototipos, como la «inteligencia». En esta última se incluían un gran número de palabras de índole abstracta que dificultaban su clasificación por rasgos afines («responsabilidad», «sabiduría», «estudio»…), pero que, sin embargo, poseían altos índices de familiaridad, responsables posiblemente de la homogeneidad en las respuestas de los individuos.
Dentro de la arquitectura de los procesos de recuperación léxica parece probable que los efectos de la tipicidad y la familiaridad se originan en el nivel del sistema semántico, sin entrar necesariamente a distinguir si afectan a la estructura de los conceptos o a las representaciones semánticas de las palabras (Vigliocco y Vinson, 2007). Sin embargo, los efectos de la edad de adquisición podrían originarse tanto en el nivel semántico como en el nivel léxico, es decir, la accesibilidad categorial podría estar determinada por la edad a la que aprendemos el concepto de «perro» o la edad a la que aprendemos la forma léxica «perro».
Volvamos a nuestra idea inicial y fijémonos ahora en las palabras menos propicias a ser producidas, como «musaraña». Para la mayor parte de los hablantes son palabras latentes que, aunque sean fácilmente reconocibles, tienen una menor probabilidad de ser recuperadas para el léxico activo. Según López (2008), la existencia de estos términos y su posible transformación en voces disponibles se ajusta al patrón de la plasticidad sináptica: hasta que un centro de asociación léxica no se activa con la suficiente intensidad, hay determinadas palabras que no pueden salir a la luz y ser producidas. No obstante, cuanto mayor número de veces se produce una asociación efectiva con una palabra latente, ésta tiene más facilidad para participar del léxico activo (principio que se asemeja al modelo de aprendizaje de Hebb, 1949, aplicado a las redes neuronales conexionistas). De este modo, la experiencia personal de cada individuo es la responsable de que se produzcan diferencias en esa frecuencia de activaciones y, por tanto, en el grado de accesibilidad. A esto se añade que dicha experiencia también hace posible que en la selección léxica se manifiesten todas las diferencias grupales (de edad, culturales, de género…) que tanto interesan a los sociolingüistas.
Piense en un animal…, la respuesta no será tan fortuita como usted pudiera pensar.
Referencias
Hebb, D. (1949) The Organization of Behaviour. New York: John Wiley.
Hernández Muñoz, N., Izura, C. y Ellis, A. (2006) Cognitive Aspects of lexical availability. European Journal of Cognitive Psychology, 18, 734-755.
Izura, C., Hernández Muñoz, N. y Ellis, A. (2005) Category norms for 500 Spanish words in five semantic categories. Behavior Research Methods, Instruments and Computers, 37, 385-397.
López García, A. (2008) Disponibilidad léxica, gramatical y textual. Lingüística Española Actual, 30, 65-86.
Rosch, E. (1978) Principles of categorization. Cognition and Categorization. Hillsdale: Lawrence Erlbaum.
Vigliocco, G. y Vinson, D. P. (2007) Semantic representation. En: Gaskell, G. (ed.) Oxford Handbook of Psycholinguistics. Oxford: Oxford University Press.
Manuscrito recibido el 20 de agosto de 2009.
Aceptado el 24 de noviembre de 2009.